Por fin, un estadista. Ha dicho Mariano Rajoy que no sabe si derogará la Ley de Matrimonios Homosexuales. Que todo dependerá de “la oportunidad del momento”. Hay que estar muy ciego para no ver ahí a un político de altura. Cualquier otro se comprometería a derogar la ley argumentando que atenta contra la familia tradicional, o prometería mantenerla alegando que todos los ciudadanos deben tener los mismos derechos. Vamos, que se empeñarían en defender algún principio. ¡Qué falta de pragmatismo! ¡Qué manía de tener ideas propias! ¡Qué poca capacidad de engaño a los incautos electores!
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